miércoles, 30 de mayo de 2007

Nuestra verdad

El precio de la verdad, dirigida por Billy Ray y con Hayden Christensen como protagonista, supone un fiel reflejo del mundo del periodismo. Sus valores, sus debilidades, sus protagonistas, los que no lo son tanto, los que quisieran serlo más, la relación entre todos ellos... Y entre todas estas ideas hay una en torno a la cual gira todo el argumento; concepto sobre el que se ha debatido en innumerables ocasiones, sobre el que se ha filosofado y el cual se ha defendido incluso con la vida: la verdad.


Stephen Glass trabajó para The New Republic, una de las más afamadas y prestigiosas revistas sobre política nacional de los EEUU, cuando tan sólo contaba con 23 años de edad. Escribió 41 artículos para dicha publicación. No fueron más, porque a raíz del último de ellos, Hack heaven, el periodista de la revista online Forbes.com, Adam Penenberg, descubrió un gran número de irregularidades en cuanto a las fuentes, los personajes y los eventos que Glass describía en él. The New Republic, entonces dirigida por Charles Lane, comenzó una investigación que finalizaría con el despido de Glass y 27 de sus 41 artículos tachados como ficticios e inventados. El trailer de la película es buen resumen de lo que aquí se dice:




El escándalo tuvo gran trascendencia mediática, sobre todo en EE.UU., (sólo hay que leer el artículo de Penenberg que destapó el fraude, Lies, damn lies and fiction) y todavía se recuerda y se escribe sobre él. Por ejemplo, el abogado, ayudante de Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires y periodista, Ramón Álvarez Ugarte, recoge en su blog dos completos posts de 2005 sobre el asunto.


El caso relatado por la película es una muestra significativa de hasta que punto son importantes la objetividad y la rigurosidad en el periodismo, y de lo seriamente amenazadas que están por la ambición y el ansia de popularidad que han arraigado en nuestra sociedad y más aún en nuestra profesión. El protagonista del film habla en un momento determinado sobre "la búsqueda de la perfección". Es cierto que hay que buscarla, pero nunca encontrarla. El periodismo es una actitud, una actitud basada en esa búsqueda imperturbable y rigurosa de la verdad, de los hechos tal y como acontecieron... Sabiendo que jamás encontrará esa perfección el periodista no debe abandonar nunca su búsqueda.

El periodismo es un servicio a la sociedad y como tal, ejercerlo es un privilegio y una gran responsabilidad. El desánimo cunde entre sus profesionales cuando ocurren fraudes de tal calado como el que llevó a cabo Glass, sin embargo, a pesar de la cruz, también hubo cara: Forbes online demostró que una revista digital también puede cumplir con la teoría del periodismo, que una redacción digital también puede estar llena de profesionales y que, por tanto, tiene la capacidad de investigar y descubrir la verdad como si del más prestigioso diario generalista se tratase. En 1998 se demostró que el periodismo real esta ahí y que si en algún momento alguien olvida cuál es la importancia de la verdad, habrá otro alguien que se lo recordará, puede que desde el papel o, por qué no, puede que desde una pantalla de ordenador.

Iñaki Sanjuán

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